martes, 14 de febrero de 2017

OBIANG NGUEMA SUPLICA QUE NO LE “QUITEN TODO”, NI LE MATEN…

Durante una ponencia del Partido del Progreso

Artículo de Opinión 

“¡No sé por qué el africano no puede hacer lo mismo que los blancos; cuando  un africano pierde el poder, el pueblo le saca todo, hasta costarle la vida; pero los blancos, no…!” (Palabras del presidente “equató”, Obiang Nguema Mbasogo)

El estado decrépito que revela, físicamente, Obiang Nguema, no consigue disimularse, por más sensación que da el dictador de estar en forma, a base de convocar cumbres africanas; llevar de acá para allá a un gobierno “gallinero”, y  realizar giras por el país. Si la naturaleza no da saltos, está claro que Obiang Nguema no puede dar saltos para atrás. Lo peor es que no solo no pude dar saltos hacia atrás, por más que se quite los años en los papeles (74, en vez de 84) y se pinte de negro el pelo. Lo peor, decimos, es que no puede dar ya ningún paso hacia atrás para devolver al país, la ingente cantidad de vidas que se ha llevado por delante, en casi 50 años, para ser un presidente vitalicio en el poder, y evitar -matando- que lo maten.


En casi 50 años de presencia activa en el poder de Guinea Ecuatorial, Obiang Nguema (Primero, como Jefe de Cárceles; y luego, como Presidente del país, ha matado a todo aquel que pudiera estorbar su camino hacia la presidencia (rezagado bajo la sombra del Presidente Macías). Y ha seguido matando, siendo presidente; siempre para anular mortalmente a gente molesta, crítica, rival o  claramente enemiga…
Da la sensación de que hasta el propio Obiang Nguema siente vergüenza, y le extraña que, después de tantos asesinatos y tantas muestras de crueldad contra un pueblo sencillo y humillado, guineo, no le haya pasado nada. No solo es cierto y sabe  que se merece un castigo; sino que sabe que  podría y debería llegarle ese castigo.

En sus declaraciones en la gira de campaña electoral abierta, en solitario, para él, por el país, este sentimiento de culpabilidad, de pronto, se le ha despertado. Y aunque en tono prepotente, lo ha expresado en forma de “dictar la norma” de que lo  disculpen y olviden; sin previo reconocimiento y arrepentimiento. En el discurso del lunes, a Obiang Nguema, de pronto le surgió el deseo de ser un presidente blanco y tener un pueblo blanco. Y se extrañó de que eso no fuera así: “¡No sé por qué el africano no puede hacer lo mismo que los blancos; cuando  un africano pierde el poder, el pueblo le saca todo hasta costarle la vida; pero los blancos, no…!

¿Obiang Nguema estará pesando, quizás, en Don Leopoldo Calvo Sotelo, o en Don Adolfo Suarez González? ¿En Don Felipe González, o en Don José María Aznar? ¿Acaso, incluso, en Don  José Luis Rodríguez Zapatero? ¿O, en fin, en Don Mariano Rajoy Brey? (Eso Por referirnos a presidentes blancos de un  país de blancos que le apoyan protegen y cuidan…)
¡Que desvarío! ¡Que esquizofrenia! ¡Qué cacumen mental, sufre Obiang Nguema! Tan pronto prohíbe y obliga a los negros de Guinea Ecuatorial a no hacer caso a las “ideas importadas de los blancos”; a su vez, él quiere ser “blanco”. ¿Cuál de los presidentes españoles, blancos, señalados, ha matado a tantos blancos, como negros ha matado el presidente negro Obiang Nguema?

Subido a la cúpula más alta de la “montaña rusa” de una prepotencia mezclada de miedo a perder el poder y a la muerte, Obiang Nguema se tambalea, incapaz de agarrase a la mano tendida que le ofrece el propio pueblo guineano esquilmado y diezmado por él. Sus familiares más íntimos le han aconsejado acercarse y pactar, con un personaje relevante de la oposición exiliada, su “bajada”  institucional de esa  “montaña rusa” de la que está colgado. Pero Obiang Nguema Mbasogo, como si se tratase de la reencarnación del “CONDENADO POR DESCONFIADO” prefiere, a pesar de tanta matanza, robo, delincuencia y destrucción del país, ser tratado “como un blanco” cuando pierda el poder.